Los bosques tropicales ya sean en América, África o en Asia parecen idénticos ¡ pero, no tienen nada que ver los unos con los otros !
Las mismas lianas, la misma penumbra húmeda en donde la luz del sol entra a pinceladas, los mismos inmensos arboles con monumentales raíces, las cimas apenas visibles, el idéntico olor a hojas muertas, el mismo fondo sonoro… y, sin embargo, no existe una sola planta, ni un solo animal que sea común a todos estos parajes.
Los bosques tropicales de América Latina y el Caribe
América Latina y el Caribe representan 891 millones de hectáreas de bosque, lo que equivale al 22 % de la superficie forestal mundial. El 49 % del territorio de Latino-América está cubierto de bosques.
En América Latina y el Caribe aun encontramos el 57% de los bosques primarios del mundo (75% de los bosques de la zona) y un 18 % de la superficie de estos bosques se encuentran en zonas protegidas establecidas legalmente para la conservación de su biodiversidad.
Al día de hoy las plantaciones forestales siguen siendo poco importantes en la región representando solo el 2% de la superficie forestal. No obstante, los bosques de plantación han progresado en la región aproximadamente de 3,2% por año a lo largo de la última década. Suponen un 14% de la superficie forestal destinada a la producción maderera (Fuente FAO – Estado de los bosques en el mundo).
Teniendo en cuenta, claro está, que los contextos, las causas de la deforestación y las leyes que conciernen estas tierras son extremadamente variables de un país a otro.
La selva amazónica
El bosque tropical amazónico es el más vasto de los bosques tropicales, cubriendo más de 9 países : Brasil (con 63% de este bosque), Perú (13%), Ecuador, Colombia, Venezuela, Francia (con el departamento de la Guyana Francesa), Surinam, Guyana y Bolivia.
Representa aún hoy 8 millones de km², es decir : 2/3 de los bosques tropicales mundiales, un 5 % de la superficie de la Tierra, equivalente a 14 veces Francia.
El bosque más grande del mundo y sus funciones resultan vitales para el desarrollo de la vida humana y esto en múltiples aspectos : no sólo contiene el 20% del agua dulce disponible del planeta, y el 30% de la fauna y la flora mundial (60000 vegetales y 1000 pájaros), sino que también es una gigantesca reserva de minerales.
La región acoge alrededor de 2,5 millones de especies de insectos, y al menos 40.000 plantas, 2.200 peces, 1.294 pájaros, 427 mamíferos, 428 anfibios y 378 reptiles han sido científicamente clasificados como especies distintas en la región. Una de cada cinco especies de ave habita en la selva amazónica, siendo la misma proporción cierta en el caso de los peces de agua dulce que habitan los numerosos ríos de la región.
¿ Cómo reconocer un bosque tropical ?
Según Francis Hallé « nunca hace frío, nunca esta seco, los días nunca son cortos y el viento nunca es fuerte: ningún factor físico se opone pues al desarrollo de un ser vivo. Por otro lado, este ser se afronta a una red ilimitada de interacciones “bióticas”, es decir, que se encuentra vinculado a los seres vivos que le rodean. Mediante el juego de estas interacciones, atracción y disuasión, depredación y parasitismo, polinización y diseminación, mimetismo, cooperación y altruismo, mutualismo y simbiosis, etc, la vida se guía sí misma, con una mención especial para el dosel arbóreo, donde la ‘ red biótica’ es más rica que en la maleza subyacente.
La complejidad de la red biótica hace al bosque frágil: cada especie se encuentra funcionalmente vinculada a todas las otras especies, y un atentado local a una red adquiere un carácter contagioso. Como con un ovillo de lana, al que basta con tirar de la punta que sobresale para que el conjunto entero se deshaga. Su integración biótica le da a bosque tropical una fragilidad inesperada, contrastado con su apariencia de robustez que todo visitante recuerda. Aquí interviene el hombre, quien ejerce sus propias relaciones bióticas con el bosque; si es recto y respetuoso, éste se conservará, pudiendo incluso mejorarse; si es ávido y brutal, este será rápidamente destruido ».
Los bosques tropicales ya sean en América, África o en Asia parecen idénticos ¡ pero, no tienen nada que ver los unos con los otros !
Las mismas lianas, la misma penumbra húmeda en donde la luz del sol entra a pinceladas, los mismos inmensos arboles con monumentales raíces, las cimas apenas visibles, el idéntico olor a hojas muertas, el mismo fondo sonoro… y, sin embargo, no existe una sola planta, ni un solo animal que sea común a todos estos parajes.
Los bosques tropicales de América Latina y el Caribe
América Latina y el Caribe representan 891 millones de hectáreas de bosque, lo que equivale al 22 % de la superficie forestal mundial. El 49 % del territorio de Latino-América está cubierto de bosques.
En América Latina y el Caribe aun encontramos el 57% de los bosques primarios del mundo (75% de los bosques de la zona) y un 18 % de la superficie de estos bosques se encuentran en zonas protegidas establecidas legalmente para la conservación de su biodiversidad.
Al día de hoy las plantaciones forestales siguen siendo poco importantes en la región representando solo el 2% de la superficie forestal. No obstante, los bosques de plantación han progresado en la región aproximadamente de 3,2% por año a lo largo de la última década. Suponen un 14% de la superficie forestal destinada a la producción maderera (Fuente FAO – Estado de los bosques en el mundo).
Teniendo en cuenta, claro está, que los contextos, las causas de la deforestación y las leyes que conciernen estas tierras son extremadamente variables de un país a otro.
La selva amazónica
El bosque tropical amazónico es el más vasto de los bosques tropicales, cubriendo más de 9 países : Brasil (con 63% de este bosque), Perú (13%), Ecuador, Colombia, Venezuela, Francia (con el departamento de la Guyana Francesa), Surinam, Guyana y Bolivia.
Representa aún hoy 8 millones de km², es decir : 2/3 de los bosques tropicales mundiales, un 5 % de la superficie de la Tierra, equivalente a 14 veces Francia.
El bosque más grande del mundo y sus funciones resultan vitales para el desarrollo de la vida humana y esto en múltiples aspectos : no sólo contiene el 20% del agua dulce disponible del planeta, y el 30% de la fauna y la flora mundial (60000 vegetales y 1000 pájaros), sino que también es una gigantesca reserva de minerales.
La región acoge alrededor de 2,5 millones de especies de insectos, y al menos 40.000 plantas, 2.200 peces, 1.294 pájaros, 427 mamíferos, 428 anfibios y 378 reptiles han sido científicamente clasificados como especies distintas en la región. Una de cada cinco especies de ave habita en la selva amazónica, siendo la misma proporción cierta en el caso de los peces de agua dulce que habitan los numerosos ríos de la región.
¿ Cómo reconocer un bosque tropical ?
Según Francis Hallé « nunca hace frío, nunca esta seco, los días nunca son cortos y el viento nunca es fuerte: ningún factor físico se opone pues al desarrollo de un ser vivo. Por otro lado, este ser se afronta a una red ilimitada de interacciones “bióticas”, es decir, que se encuentra vinculado a los seres vivos que le rodean. Mediante el juego de estas interacciones, atracción y disuasión, depredación y parasitismo, polinización y diseminación, mimetismo, cooperación y altruismo, mutualismo y simbiosis, etc, la vida se guía sí misma, con una mención especial para el dosel arbóreo, donde la ‘ red biótica’ es más rica que en la maleza subyacente.
La complejidad de la red biótica hace al bosque frágil: cada especie se encuentra funcionalmente vinculada a todas las otras especies, y un atentado local a una red adquiere un carácter contagioso. Como con un ovillo de lana, al que basta con tirar de la punta que sobresale para que el conjunto entero se deshaga. Su integración biótica le da a bosque tropical una fragilidad inesperada, contrastado con su apariencia de robustez que todo visitante recuerda. Aquí interviene el hombre, quien ejerce sus propias relaciones bióticas con el bosque; si es recto y respetuoso, éste se conservará, pudiendo incluso mejorarse; si es ávido y brutal, este será rápidamente destruido ».