Elena es natural de la sierra de Huánuco, aunque vive en Tingo María hace ya varios años, ha resistido la época del conflicto armado interno y ha luchado por salir adelante a través de la agricultura, eso se puede ver en el manejo de sus parcelas, donde aprovecha cada espacio de ellas, buscando la productividad y diversificación de sus cultivos e ingresos.
De su parcela ha aprovechado diferentes productos que van desde madera, hasta hierbas aromáticas, frutos comestibles y hasta medicina. Por ejemplo, ha comercializado madera de dos especies forestales de rápido crecimiento: bolaina (Guazuma crinita) y pino chuncho (Schizolobium amazonicum), usadas para la elaboración de cajones de frutas y construcciones livianas.
De su chacra, también consume y comercializa frutos como la cocona (Solanum sessiliflorum), “el tomate de la Amazonía”, con múltiples beneficios para la salud y es considerado uno de los alimentos que ayuda a combatir la anemia; también el taperiba (Spondias dulcis), cuya pulpa, que además de poseer una rica composición nutricional, presenta actividad antioxidante y bioprotectora; el sachaculantro (Eryngium foetidum) que es una planta aromática bastante usada por las familias amazónicas debido a sus cualidades en la gastronomía y sus propiedades medicinales; el bijao (Calathea lutea), grandes hojas utilizadas para envolver el plato más consumido en la zona: el Juane; la jagua o huito (Genipa americana), árbol cuyos frutos son utilizados para elaborar tintes naturales, refrescos, y jugos medicinales; sangre de grado (Croton lechleri), de este árbol aprovecha la savia por su poder cicatrizante y antibacteriano; finalmente, la sachapapa (Dioscorea trífida) y camu camu (Mirciaria dubia) son otros cultivos importantes que Elena desarrolla en su parcela, el primero es rico en flavonoides, y el segundo es importante por la gran cantidad de vitamina C (mucho más que la naranja). Toda esta diversidad es aprovechada por Elena y su familia y se encuentra distribuida en un sistema agroforestal donde el cultivo más importante es el cacao.
Durante la entrevista y visita a su parcela tuvimos un lindo avistamiento de “shanshos” (Opisthocomus hoazín), una especie de ave silvestre con una peculiar cresta erguida y que suele vivir cerca a los cursos de agua, en este caso lo vimos en las cañas bravas que protegen parte de la ribera.
Ahora Elena, con su participación en el proyecto de Envol Vert, busca proteger la ribera del río Anda. Ella reconoce la importancia de proteger este recurso por los servicios que provee a la población aledaña, además de los riesgos que genera la crecida de los ríos sin defensa ribereña, en épocas de lluvia.
La parcela de Elena es un excelente ejemplo de un sistema agroforestal tanto por la diversidad de plantas y de usos que por los servicios ambientales que le brinde su finca. Un modelo para los productores de la región.
Elena es natural de la sierra de Huánuco, aunque vive en Tingo María hace ya varios años, ha resistido la época del conflicto armado interno y ha luchado por salir adelante a través de la agricultura, eso se puede ver en el manejo de sus parcelas, donde aprovecha cada espacio de ellas, buscando la productividad y diversificación de sus cultivos e ingresos.
De su parcela ha aprovechado diferentes productos que van desde madera, hasta hierbas aromáticas, frutos comestibles y hasta medicina. Por ejemplo, ha comercializado madera de dos especies forestales de rápido crecimiento: bolaina (Guazuma crinita) y pino chuncho (Schizolobium amazonicum), usadas para la elaboración de cajones de frutas y construcciones livianas.
De su chacra, también consume y comercializa frutos como la cocona (Solanum sessiliflorum), “el tomate de la Amazonía”, con múltiples beneficios para la salud y es considerado uno de los alimentos que ayuda a combatir la anemia; también el taperiba (Spondias dulcis), cuya pulpa, que además de poseer una rica composición nutricional, presenta actividad antioxidante y bioprotectora; el sachaculantro (Eryngium foetidum) que es una planta aromática bastante usada por las familias amazónicas debido a sus cualidades en la gastronomía y sus propiedades medicinales; el bijao (Calathea lutea), grandes hojas utilizadas para envolver el plato más consumido en la zona: el Juane; la jagua o huito (Genipa americana), árbol cuyos frutos son utilizados para elaborar tintes naturales, refrescos, y jugos medicinales; sangre de grado (Croton lechleri), de este árbol aprovecha la savia por su poder cicatrizante y antibacteriano; finalmente, la sachapapa (Dioscorea trífida) y camu camu (Mirciaria dubia) son otros cultivos importantes que Elena desarrolla en su parcela, el primero es rico en flavonoides, y el segundo es importante por la gran cantidad de vitamina C (mucho más que la naranja). Toda esta diversidad es aprovechada por Elena y su familia y se encuentra distribuida en un sistema agroforestal donde el cultivo más importante es el cacao.
Durante la entrevista y visita a su parcela tuvimos un lindo avistamiento de “shanshos” (Opisthocomus hoazín), una especie de ave silvestre con una peculiar cresta erguida y que suele vivir cerca a los cursos de agua, en este caso lo vimos en las cañas bravas que protegen parte de la ribera.
Ahora Elena, con su participación en el proyecto de Envol Vert, busca proteger la ribera del río Anda. Ella reconoce la importancia de proteger este recurso por los servicios que provee a la población aledaña, además de los riesgos que genera la crecida de los ríos sin defensa ribereña, en épocas de lluvia.
La parcela de Elena es un excelente ejemplo de un sistema agroforestal tanto por la diversidad de plantas y de usos que por los servicios ambientales que le brinde su finca. Un modelo para los productores de la región.