La semana pasada, se instalaron veinte nuevas colmenas en las fincas de nueve familias participantes del proyecto apícola en las veredas de la Vega, el Hato, Comeza, Pueblo Nuevo y Frailejonal. Además de contribuir a la conservación del medio ambiente gracias a la función polinizadora de las abejas que garantiza la reproducción de las especies vegetales, la apicultura es una alternativa económica sostenible para la comunidad, gracias a la venta de los productos de la colmena, especialmente la miel y el polen.
Para fortalecer sus unidades productivas, los apicultores de Socotá, participan en cursos de formación temáticos. En noviembre, dieciocho de ellos participaron en un taller sobre la cera de abeja. Durante esta jornada, aprendieron a reutilizar la cera recogida en la colmena, con el fin de hacer nuevos cuadros para recoger la miel, mediante el uso de una estampadora.
La semana pasada, se instalaron veinte nuevas colmenas en las fincas de nueve familias participantes del proyecto apícola en las veredas de la Vega, el Hato, Comeza, Pueblo Nuevo y Frailejonal. Además de contribuir a la conservación del medio ambiente gracias a la función polinizadora de las abejas que garantiza la reproducción de las especies vegetales, la apicultura es una alternativa económica sostenible para la comunidad, gracias a la venta de los productos de la colmena, especialmente la miel y el polen.
Para fortalecer sus unidades productivas, los apicultores de Socotá, participan en cursos de formación temáticos. En noviembre, dieciocho de ellos participaron en un taller sobre la cera de abeja. Durante esta jornada, aprendieron a reutilizar la cera recogida en la colmena, con el fin de hacer nuevos cuadros para recoger la miel, mediante el uso de una estampadora.