Lo que ven en esta foto, es la quema de centenas de hectáreas de bosques para extensión de monocultivos / ganado. Estamos enfrentándonos a un problema ambiental, económico y de salud pública regional: la vida humana y silvestre está en juego.
Contexto de los incendios en Latinoamérica
Sudamérica enfrenta una emergencia ambiental con más de 11 millones de hectáreas de bosques quemadas (Serfor, 2024), poniendo en riesgo tanto la biodiversidad como a las comunidades locales. Esta situación es alarmante, como lo demuestra Sudamérica, que registró un récord de más de 346,000 incendios en 2024. Según UNICEF, se espera que la tendencia de aumento continúe, con un incremento proyectado del 14% en los incendios extremos a nivel mundial para 2030, y más del 50% para finales de siglo.
Esta crisis se ha intensificado debido al cambio climático y la peor sequía ocurrida en 70 años, lo que ha proporcionado las condiciones para que estos incendios alcancen magnitudes nunca vistas.
Brasil sigue siendo uno de los países más afectados por los incendios forestales en toda latinoamérica. En 2024, más de 22 millones de hectáreas fueron arrasadas. Bolivia ha sido uno de los países que se ha visto más afectado, declarándose desastre nacional debido a la destrucción de más de 7 millones de hectáreas(Mongabay, 2024) tan solo en el departamento de Santa Cruz. En Perú el 98% de los incendios forestales son provocados por acciones humanas. La práctica de la tala y quema se emplean con el objetivo de despejar tierras para monocultivos y para instalar ganado. Se ha registrado la pérdida de 63.000 hectáreas de bosque este año (Serfor).
En Colombia, los incendios forestales representan un desafío significativo para la conservación del medio ambiente y la salud de los ecosistemas. En el período de 2001 a 2023, el país perdió 370,000 hectáreas de cobertura arbórea debido a incendios, lo que constituye el 6.9% de la pérdida total de bosques (Global Forest Watch).
Además de las quemas agrícolas, las actividades ilegales relacionadas con el tráfico de tierras agravan esta crisis. Estas prácticas involucran, en muchos casos, la ocupación ilícita de áreas protegidas y la expansión desmedida de la agricultura, lo que conlleva a quemas intencionadas para despejar terrenos. La insuficiencia de regulación y la corrupción en la gestión de tierras facilitan la perpetuación de tales actos, intensificando la deforestación y poniendo en riesgo la integridad de los ecosistemas locales.
¿Por qué los incendios tienen esta magnitud?
Los incendios forestales han existido durante milenios, pero en los últimos años hemos observado un aumento significativo en su frecuencia e intensidad, marcando el inicio de la era de los «megaincendios». Estos megaincendios se caracterizan por su tamaño, velocidad de propagación y capacidad de dispersarse de manera impredecible, generando fuegos subterráneos y multiplicando los focos de incendio. Su magnitud los hace prácticamente incontrolables, y los recursos actuales para su extinción son insuficientes.
El incremento del riesgo y la magnitud de los incendios son consecuencia del empeoramiento de factores ya existentes. El cambio climático, con el aumento de las temperaturas y las variaciones en las precipitaciones, crea condiciones propicias para los incendios y fenómenos meteorológicos extremos. Las sequías prolongadas hacen que la vegetación sea más inflamable, mientras que los vientos cada vez más fuertes favorecen la rápida propagación de las llamas. Además, la estacionalidad de los incendios está cambiando, con focos que pueden aparecer en cualquier época del año, incluso fuera de los meses más calurosos.
La plantación de especies no adecuadas, como coníferas altamente inflamables, los monocultivos y las prácticas de quema mal controladas agravan este riesgo. Además, las quemas de bosques liberan CO2 de dos maneras: se libera el carbono almacenado en los árboles y se generan emisiones adicionales durante el proceso de combustión.
Una de las principales dificultades es que, a medida que se producen más incendios, aumenta la probabilidad de que ocurran nuevamente, debilitando cada vez más la resistencia de los ecosistemas a las perturbaciones.
Estos incendios recurrentes hacen que los ecosistemas sean más vulnerables a enfermedades y plagas, y no les da tiempo para regenerarse adecuadamente entre cada episodio: los procesos de restauración de los ecosistemas pueden llevar hasta cientos de años, dependiendo de las especies involucradas y de las condiciones locales.
¿Cuáles son los impactos de los incendios?
(Fuente: Ministerio de Salud peruano)
Los incendios forestales representan una grave amenaza para el equilibrio ecológico con efectos devastadores que afectan la biodiversidad y los ecosistemas locales. Estos siniestros resultan en la pérdida de bosques en áreas críticas, lo que conlleva la destrucción de hábitats esenciales para innumerables especies de flora y fauna y sumideros de carbono. Además, la desaparición de la materia orgánica del suelo compromete la fertilidad y la salud del entorno, mientras que la reducción de la cobertura vegetal afecta la disponibilidad de agua y la capacidad de los ecosistemas para recuperarse. (Actualidadambientalpe, 2024). La intensificación de las actividades agrícolas y la gestión forestal inadecuada alteran el equilibrio natural, aumentando aún más la probabilidad de estos megaincendios.
En términos de seguridad humana, los incendios en Perú han causado al menos 16 fallecimientos y 140 heridos en diferentes regiones del país debido a estos eventos en 2024 (Mongabay Latam, 2024).
Asimismo, el humo compuesto por una mezcla de gases y partículas finas, puede causar problemas respiratorios graves, provocar alergias, agravar los problemas de salud de personas enfermas, causar enfermedades en personas sanas (CDC, 2024) y afectar el desarrollo cognitivo en la niñez (Unicef, 2024).
¿Qué importancia tienen los bosques?
Los bosques latinoamericanos desempeñan un papel crucial en la regulación del clima, la conservación de la biodiversidad y el mantenimiento de los ciclos hidrológicos. Esta región es hogar de una gran variedad de especies vegetales y animales, que aseguran funciones importantes para el equilibrio ecológico.
Los servicios ecosistémicos que proporcionan estos bosques son fundamentales: actúan como sumideros de carbono, ayudando a mitigar el cambio climático, ayudan a fertilizar los suelos, regulan el ciclo del agua, limitan la erosión, permiten liberar oxígeno en la atmósfera y son de importancia ancestral para las comunidades indígenas. Proteger los bosques de Latinoamérica no solo es crucial para el medio ambiente, sino también para la estabilidad social y económica de la región. La lucha por la preservación de los bosques es, en última instancia, una lucha social por el futuro de los seres vivos en el planeta.
¿Cuáles son las acciones para limitar el riesgo de ocurrencia y la intensidad de los incendios?
Atacar la raíz del problema. Y esto pasará por varias acciones, todas complementarias.
En Latinoamérica, es crucial que los Estados fortalezcan las políticas públicas y presupuestos para controlar y fiscalizar las infracciones ambientales (quema, invasiones de tierras, etc.), así como fortalecer las capacidades de los agricultores y brindarles asesoría técnica para que tengan campos productivos y sostenibles, que puedan restaurar sus tierras y preservar sus espacios de bosques naturales sin necesidad económico de deforestar para cultivar. También es de suma importancia prevenir las invasiones de tierras, creando y fortaleciendo comités de vigilancia comunales para asegurar el monitoreo de su territorio y de los bosques. El papel del Estado es fundamental para operar una transición de la agricultura en monocultivos hacia cultivos rentables, diversificados y sostenibles y para crear áreas naturales protegidas.
También es indispensable exigir a las empresas agroindustriales trazabilidad de todas las cadenas productivas. Cuando una empresa (muchas veces extranjera), invierte en préstamos y asesorías para sembrío de cultivos de renta (jengibre, curcuma, cacao, palma, arroz, entre otros…), se tiene que verificar que no se cultive en territorios boscosos, y respetando los derechos de las comunidades nativas y campesinas. El Reglamento de la Unión Europea de lucha contra la deforestación importada (RDUE) es una primera etapa hacia este gran desafío de la tratabilidad vinculada con la deforestación, la UE representando un mercado importante para los países de Latinoamérica.
Asimismo, acelerar el reconocimiento de los territorios indígenas y apoyarles a asegurar el monitoreo de sus bosques ante las amenazas de origen antrópico. Según la FAO, se observa que “los bosques ubicados en los territorios indígenas y tribales se han conservado mejor que los otros bosques de América Latina y el Caribe”.
Finalmente, sensibilizar al público es clave, ya que la demanda genera la oferta en nuestro orden económico mundial llamado capitalismo. Si la demanda internacional en productos como la carne, la soya, el café, el cacao, baja, se traduce en menor deforestación en Latinoamérica.
Ahora, ¿cuál es el rol de Envol Vert en la lucha contra la deforestación?
Envol Vert lleva 13 años preservando los bosques de Latinoamérica y luchando contra la deforestación, a través de diferentes enfoques complementarios.
A la luz de su metodología de trabajo holística, Envol Vert desarrolla proyectos de campo en agroforestería y conservación comunitaria, apostando por una conservación que busca aprovechar de manera sostenible los recursos no maderables en Latinoamérica. A través de las alternativas económicas a la deforestación, se da un valor económico al árbol en pie y no tumbado, así como a la fauna silvestre que depende de los bosques como las abejas nativas amazónicas en Perú.
Asimismo, trabajamos con proyectos de incidencia política, con el fin de incidir en las políticas públicas de los países en los cuales intervenimos para pedir más trazabilidad de las materias primas, vinculada con la deforestación. De esta manera, trabajamos en los acuerdos 0 deforestación en Colombia, luchando para mayor trazabilidad de la cadena de bovinos y leche. También velamos por el respeto de las leyes nacionales e internacionales, exigiendo el deber de vigilancia de las empresas francesas que importan materias primas a la Unión Europea. Hemos desarrollado la herramienta de la huella forestal en Francia, Colombia y Perú, con el fin de medir el impacto del consumo interno de cada país sobre la deforestación mundial, de manera articulada con los Estados y actores relevantes de cada sector. Envol Vert también apuesta por la sensibilización del público general, para que tome consciencia de la importancia de exigir trazabilidad.
Este enfoque 360° nos permite gozar de legitimidad, seriedad y profesionalismo ; teniendo un trabajo muy cerca de la realidad de las comunidades rurales y nativas y a la vez generando incidencia política.
Para que nuestra realidad nunca se parezca a la de Interstellar, actuemos YA.
Lo que ven en esta foto, es la quema de centenas de hectáreas de bosques para extensión de monocultivos / ganado. Estamos enfrentándonos a un problema ambiental, económico y de salud pública regional: la vida humana y silvestre está en juego.
Contexto de los incendios en Latinoamérica
Sudamérica enfrenta una emergencia ambiental con más de 11 millones de hectáreas de bosques quemadas (Serfor, 2024), poniendo en riesgo tanto la biodiversidad como a las comunidades locales. Esta situación es alarmante, como lo demuestra Sudamérica, que registró un récord de más de 346,000 incendios en 2024. Según UNICEF, se espera que la tendencia de aumento continúe, con un incremento proyectado del 14% en los incendios extremos a nivel mundial para 2030, y más del 50% para finales de siglo.
Esta crisis se ha intensificado debido al cambio climático y la peor sequía ocurrida en 70 años, lo que ha proporcionado las condiciones para que estos incendios alcancen magnitudes nunca vistas.
Brasil sigue siendo uno de los países más afectados por los incendios forestales en toda latinoamérica. En 2024, más de 22 millones de hectáreas fueron arrasadas. Bolivia ha sido uno de los países que se ha visto más afectado, declarándose desastre nacional debido a la destrucción de más de 7 millones de hectáreas(Mongabay, 2024) tan solo en el departamento de Santa Cruz. En Perú el 98% de los incendios forestales son provocados por acciones humanas. La práctica de la tala y quema se emplean con el objetivo de despejar tierras para monocultivos y para instalar ganado. Se ha registrado la pérdida de 63.000 hectáreas de bosque este año (Serfor).
En Colombia, los incendios forestales representan un desafío significativo para la conservación del medio ambiente y la salud de los ecosistemas. En el período de 2001 a 2023, el país perdió 370,000 hectáreas de cobertura arbórea debido a incendios, lo que constituye el 6.9% de la pérdida total de bosques (Global Forest Watch).
Además de las quemas agrícolas, las actividades ilegales relacionadas con el tráfico de tierras agravan esta crisis. Estas prácticas involucran, en muchos casos, la ocupación ilícita de áreas protegidas y la expansión desmedida de la agricultura, lo que conlleva a quemas intencionadas para despejar terrenos. La insuficiencia de regulación y la corrupción en la gestión de tierras facilitan la perpetuación de tales actos, intensificando la deforestación y poniendo en riesgo la integridad de los ecosistemas locales.
¿Por qué los incendios tienen esta magnitud?
Los incendios forestales han existido durante milenios, pero en los últimos años hemos observado un aumento significativo en su frecuencia e intensidad, marcando el inicio de la era de los «megaincendios». Estos megaincendios se caracterizan por su tamaño, velocidad de propagación y capacidad de dispersarse de manera impredecible, generando fuegos subterráneos y multiplicando los focos de incendio. Su magnitud los hace prácticamente incontrolables, y los recursos actuales para su extinción son insuficientes.
El incremento del riesgo y la magnitud de los incendios son consecuencia del empeoramiento de factores ya existentes. El cambio climático, con el aumento de las temperaturas y las variaciones en las precipitaciones, crea condiciones propicias para los incendios y fenómenos meteorológicos extremos. Las sequías prolongadas hacen que la vegetación sea más inflamable, mientras que los vientos cada vez más fuertes favorecen la rápida propagación de las llamas. Además, la estacionalidad de los incendios está cambiando, con focos que pueden aparecer en cualquier época del año, incluso fuera de los meses más calurosos.
La plantación de especies no adecuadas, como coníferas altamente inflamables, los monocultivos y las prácticas de quema mal controladas agravan este riesgo. Además, las quemas de bosques liberan CO2 de dos maneras: se libera el carbono almacenado en los árboles y se generan emisiones adicionales durante el proceso de combustión.
Una de las principales dificultades es que, a medida que se producen más incendios, aumenta la probabilidad de que ocurran nuevamente, debilitando cada vez más la resistencia de los ecosistemas a las perturbaciones.
Estos incendios recurrentes hacen que los ecosistemas sean más vulnerables a enfermedades y plagas, y no les da tiempo para regenerarse adecuadamente entre cada episodio: los procesos de restauración de los ecosistemas pueden llevar hasta cientos de años, dependiendo de las especies involucradas y de las condiciones locales.
¿Cuáles son los impactos de los incendios?
(Fuente: Ministerio de Salud peruano)
Los incendios forestales representan una grave amenaza para el equilibrio ecológico con efectos devastadores que afectan la biodiversidad y los ecosistemas locales. Estos siniestros resultan en la pérdida de bosques en áreas críticas, lo que conlleva la destrucción de hábitats esenciales para innumerables especies de flora y fauna y sumideros de carbono. Además, la desaparición de la materia orgánica del suelo compromete la fertilidad y la salud del entorno, mientras que la reducción de la cobertura vegetal afecta la disponibilidad de agua y la capacidad de los ecosistemas para recuperarse. (Actualidadambientalpe, 2024). La intensificación de las actividades agrícolas y la gestión forestal inadecuada alteran el equilibrio natural, aumentando aún más la probabilidad de estos megaincendios.
En términos de seguridad humana, los incendios en Perú han causado al menos 16 fallecimientos y 140 heridos en diferentes regiones del país debido a estos eventos en 2024 (Mongabay Latam, 2024).
Asimismo, el humo compuesto por una mezcla de gases y partículas finas, puede causar problemas respiratorios graves, provocar alergias, agravar los problemas de salud de personas enfermas, causar enfermedades en personas sanas (CDC, 2024) y afectar el desarrollo cognitivo en la niñez (Unicef, 2024).
¿Qué importancia tienen los bosques?
Los bosques latinoamericanos desempeñan un papel crucial en la regulación del clima, la conservación de la biodiversidad y el mantenimiento de los ciclos hidrológicos. Esta región es hogar de una gran variedad de especies vegetales y animales, que aseguran funciones importantes para el equilibrio ecológico.
Los servicios ecosistémicos que proporcionan estos bosques son fundamentales: actúan como sumideros de carbono, ayudando a mitigar el cambio climático, ayudan a fertilizar los suelos, regulan el ciclo del agua, limitan la erosión, permiten liberar oxígeno en la atmósfera y son de importancia ancestral para las comunidades indígenas. Proteger los bosques de Latinoamérica no solo es crucial para el medio ambiente, sino también para la estabilidad social y económica de la región. La lucha por la preservación de los bosques es, en última instancia, una lucha social por el futuro de los seres vivos en el planeta.
¿Cuáles son las acciones para limitar el riesgo de ocurrencia y la intensidad de los incendios?
Atacar la raíz del problema. Y esto pasará por varias acciones, todas complementarias.
En Latinoamérica, es crucial que los Estados fortalezcan las políticas públicas y presupuestos para controlar y fiscalizar las infracciones ambientales (quema, invasiones de tierras, etc.), así como fortalecer las capacidades de los agricultores y brindarles asesoría técnica para que tengan campos productivos y sostenibles, que puedan restaurar sus tierras y preservar sus espacios de bosques naturales sin necesidad económico de deforestar para cultivar. También es de suma importancia prevenir las invasiones de tierras, creando y fortaleciendo comités de vigilancia comunales para asegurar el monitoreo de su territorio y de los bosques. El papel del Estado es fundamental para operar una transición de la agricultura en monocultivos hacia cultivos rentables, diversificados y sostenibles y para crear áreas naturales protegidas.
También es indispensable exigir a las empresas agroindustriales trazabilidad de todas las cadenas productivas. Cuando una empresa (muchas veces extranjera), invierte en préstamos y asesorías para sembrío de cultivos de renta (jengibre, curcuma, cacao, palma, arroz, entre otros…), se tiene que verificar que no se cultive en territorios boscosos, y respetando los derechos de las comunidades nativas y campesinas. El Reglamento de la Unión Europea de lucha contra la deforestación importada (RDUE) es una primera etapa hacia este gran desafío de la tratabilidad vinculada con la deforestación, la UE representando un mercado importante para los países de Latinoamérica.
Asimismo, acelerar el reconocimiento de los territorios indígenas y apoyarles a asegurar el monitoreo de sus bosques ante las amenazas de origen antrópico. Según la FAO, se observa que “los bosques ubicados en los territorios indígenas y tribales se han conservado mejor que los otros bosques de América Latina y el Caribe”.
Finalmente, sensibilizar al público es clave, ya que la demanda genera la oferta en nuestro orden económico mundial llamado capitalismo. Si la demanda internacional en productos como la carne, la soya, el café, el cacao, baja, se traduce en menor deforestación en Latinoamérica.
Ahora, ¿cuál es el rol de Envol Vert en la lucha contra la deforestación?
Envol Vert lleva 13 años preservando los bosques de Latinoamérica y luchando contra la deforestación, a través de diferentes enfoques complementarios.
A la luz de su metodología de trabajo holística, Envol Vert desarrolla proyectos de campo en agroforestería y conservación comunitaria, apostando por una conservación que busca aprovechar de manera sostenible los recursos no maderables en Latinoamérica. A través de las alternativas económicas a la deforestación, se da un valor económico al árbol en pie y no tumbado, así como a la fauna silvestre que depende de los bosques como las abejas nativas amazónicas en Perú.
Asimismo, trabajamos con proyectos de incidencia política, con el fin de incidir en las políticas públicas de los países en los cuales intervenimos para pedir más trazabilidad de las materias primas, vinculada con la deforestación. De esta manera, trabajamos en los acuerdos 0 deforestación en Colombia, luchando para mayor trazabilidad de la cadena de bovinos y leche. También velamos por el respeto de las leyes nacionales e internacionales, exigiendo el deber de vigilancia de las empresas francesas que importan materias primas a la Unión Europea. Hemos desarrollado la herramienta de la huella forestal en Francia, Colombia y Perú, con el fin de medir el impacto del consumo interno de cada país sobre la deforestación mundial, de manera articulada con los Estados y actores relevantes de cada sector. Envol Vert también apuesta por la sensibilización del público general, para que tome consciencia de la importancia de exigir trazabilidad.
Este enfoque 360° nos permite gozar de legitimidad, seriedad y profesionalismo ; teniendo un trabajo muy cerca de la realidad de las comunidades rurales y nativas y a la vez generando incidencia política.
Para que nuestra realidad nunca se parezca a la de Interstellar, actuemos YA.