Publicado el: 02/09/20192 min de lectura

El lombricompostaje es una técnica que permite producir un abono orgánico que alimenta las plantas y mejora la cualidad del suelo, valorizando los subproductos orgánicos de la finca. La materia orgánica es recuperada para servir de alimentación a las crías de lombrices. Ellas al digerir la materia orgánica, la transforman poco a poco en compost que es usada como un fertilizante natural para los cultivos.

Los caficultores de la Serranía del Perijá nos manifestaron su interés en aprender más sobre la lombricultura, para reducir la cantidad de insumos químicos sobre sus tierras, e incluso empezar a cultivar algunas parcelas de manera orgánica.  En este mes de Julio, dos capacitaciones sobre la lombricultura fueron realizadas, que reunió 12 fincas, listas para recurrir e implementar  nuevas prácticas.

Las lombrices utilizadas por la lombricultura son de la especie de los Eisenia Foetida. Para empezar las crías, en pequeñitas cantidades y de materia orgánica son suficientes para este proceso. En una bandeja con el fondo agujereado, inclinada y colocado en el mismo suelo, para elaborar diferentes estratos. Estas bandejas pueden estar llenas de tierra, de compost, de estiércol, peladuras de verduras y de cartón. Es en este medio ambiente que son introducidas las lombrices.

La lombricultura es una práctica sencilla, económica y ecológica, pero que necesita un poco de cuidado. Las lombrices viven en la humedad y en la oscuridad. Es importante mantenerlas a salvo del sol, en un lugar húmedo, y de darles de comer regularmente. Si las condiciones son reunidas, el crecimiento exponencial de la población permite de añadir más materia orgánica, y de aumentar la producción de abono.

El lombricompostage permite acelerar la descomposición de la materia orgánica, y de obtener un compost de mejor cualidad. En comparación con un compost tradicional, una lombricomposta produce 5 veces más de nitrógeno, 7 veces más de fosforo, 5 veces más de potasio y 2 veces más de calcio. Una vez los abonos listos, se extenderán a los pies de los cultivos de la Serranía del Perijá, para ofrecernos un café cada vez más sabroso, natual y respetuoso del medio ambiente.

El lombricompostaje es una técnica que permite producir un abono orgánico que alimenta las plantas y mejora la cualidad del suelo, valorizando los subproductos orgánicos de la finca. La materia orgánica es recuperada para servir de alimentación a las crías de lombrices. Ellas al digerir la materia orgánica, la transforman poco a poco en compost que es usada como un fertilizante natural para los cultivos.

Los caficultores de la Serranía del Perijá nos manifestaron su interés en aprender más sobre la lombricultura, para reducir la cantidad de insumos químicos sobre sus tierras, e incluso empezar a cultivar algunas parcelas de manera orgánica.  En este mes de Julio, dos capacitaciones sobre la lombricultura fueron realizadas, que reunió 12 fincas, listas para recurrir e implementar  nuevas prácticas.

Las lombrices utilizadas por la lombricultura son de la especie de los Eisenia Foetida. Para empezar las crías, en pequeñitas cantidades y de materia orgánica son suficientes para este proceso. En una bandeja con el fondo agujereado, inclinada y colocado en el mismo suelo, para elaborar diferentes estratos. Estas bandejas pueden estar llenas de tierra, de compost, de estiércol, peladuras de verduras y de cartón. Es en este medio ambiente que son introducidas las lombrices.

La lombricultura es una práctica sencilla, económica y ecológica, pero que necesita un poco de cuidado. Las lombrices viven en la humedad y en la oscuridad. Es importante mantenerlas a salvo del sol, en un lugar húmedo, y de darles de comer regularmente. Si las condiciones son reunidas, el crecimiento exponencial de la población permite de añadir más materia orgánica, y de aumentar la producción de abono.

El lombricompostage permite acelerar la descomposición de la materia orgánica, y de obtener un compost de mejor cualidad. En comparación con un compost tradicional, una lombricomposta produce 5 veces más de nitrógeno, 7 veces más de fosforo, 5 veces más de potasio y 2 veces más de calcio. Una vez los abonos listos, se extenderán a los pies de los cultivos de la Serranía del Perijá, para ofrecernos un café cada vez más sabroso, natual y respetuoso del medio ambiente.

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