El bosque seco tropical solo cubre el 8 % de su superficie original en Colombia. Amenazado por el cambio climático, la agricultura, la ganadería y la minería, es uno de los ecosistemas más amenazados del país. En la región Caribe de Colombia, donde se concentra el 40 % de este bosque, las comunidades rurales, indígenas, afrodescendientes y desplazadas se enfrentan a la pobreza, las desigualdades en el acceso a la tierra y las consecuencias del conflicto armado.

El bosque seco tropical es también el hábitat de especies emblemáticas de la región, como el mono tití cabeciblanco, el pecarí y el ocelote, especies amenazadas cuya supervivencia depende directamente de la conservación de este ecosistema único.

Desde su creación en 2016, este programa se ha implementado en 5 departamentos y 7 municipios de la región del Caribe con el fin de impulsar sistemas de producción sostenibles y desarrollar alternativas económicas a la deforestación, con más de 700 participantes y sus asociaciones locales. Algunas cifras clave incluyen 18 viveros colectivos, la plantación de más de 52 000 árboles nativos, más de 250 hectáreas convertidas a la agroforestería y el silvopastoralismo, 3 cadenas de valor y 13 productos basados en la biodiversidad desarrollados y comercializados, 8 asociaciones de productores fortalecidas y más de 7000 personas sensibilizadas a través de 15 campañas de movilización con actores públicos, privados y de la sociedad civil. Este trabajo también ha permitido el desarrollo de la marca solidaria Tamandúa, que valoriza los productos derivados del bosque y apoya una economía local sostenible e inclusiva.

Gracias a su arraigo territorial y a sus avances, este programa se ha centrado desde 2024 en mejorar los conocimientos sobre la biodiversidad local, la conservación y la restauración comunitaria de los últimos bosques secos tropicales para la adaptación climática (regeneración de suelos, recursos hídricos, conectividad ecológica), el fortalecimiento de la gobernanza territorial y es escalamiento de las alternativas económicas, con especial atención a la instalación de capacidades y la autonomía de las mujeres, los jóvenes y las asociaciones locales.

Actualmente trabaja en tres zonas estratégicas para la preservación de los últimos vestigios de este emblemático bosque y acompaña a 200 participantes y 5 asociaciones de productores en Ovejas y Toluviejo, en Los Montes de María (departamento de Sucre), y en Becerril, en la Serranía del Perijá (departamento del Cesar), combinando desarrollo local sostenible y justicia ambiental.