Las plantas medicinales pueden presentarse como una alternativa económica sostenible y viable a la deforestación. Esta alternativa debería desarrollarse en Puerto Asís, en Colombia, y en Ucayali, en Perú, y permitiría comercializar productos derivados de los conocimientos medicinales ancestrales, que se han transmitido de generación en generación, sobre todo en las comunidades indígenas.
En estos dos sitios, las comunidades de Piñuna Blanco e Iparia, en Colombia y Perú respectivamente, poseen amplios conocimientos sobre la naturaleza, las diferentes plantas y sus propiedades medicinales. Por ejemplo, la uña de gato ( Uncaria tomentosa) es una liana medicinal con propiedades antiinflamatorias, el fruto del aguaje (Mauritia flexuosa) tiene propiedades antioxidantes y el agua de flor de Jamaica tiene un papel demostrado en el tratamiento preventivo de la hipertensión.
El desarrollo de una actividad económica en estas comunidades podría permitirles diversificar sus ingresos y mejorar así sus condiciones de vida, y al mismo tiempo valorar los conocimientos ancestrales y tradicionales, que a menudo se pierden poco a poco con el paso de las generaciones.