Articulo del 20 de diciembre del 2012
Al día siguiente del 21/12/2012 pudimos confirmar que la “profecía” de los Mayas no se había realizado. La mediatización excepcional a la que dio lugar esta profecía probablemente nos haga reír cuando recordemos esta fecha.
Sin embrago, a pocos días de la Navidad fiesta del consumo por excelencia y justo antes que lleguen las rebajas, la historia y desaparición de la civilización Maya nos está avisando que estamos reproduciendo a escala mundial, errores similares a los que ellos cometieron y que provocaron su desaparición.
¿ Una auto-destrucción ?
Existen pruebas que confirman que los Mayas provocaron quizás sin saberlo, su propia pérdida. Durante los últimos años de su civilización, entre el año 800 y 950 después de JC, las precipitaciones disminuyeron de 20%, lo que produjo como consecuencia severas sequías. Anteriormente a la llegada de Cristóbal Colón, los Mayas habían comenzado a destruir los bosques en todo su Imperio situado en Centroamérica. Esta tala masiva de los bosques fue llevada a cabo para implantar campos agrícolas con el fin de alimentar una población cada vez más creciente. La transformación de las selvas tropicales en tierras de cultivo, conllevo un aumento en la reflectividad de la superficie de la Tierra: la población Maya destruyendo sus bosques provoco su propio declive y desaparición.
Después de haber cortado los bosques las precipitaciones empezaron a cambiar. La lluvias habiendo cambiado de intensidad habrían a su vez, paralizado la agricultura destinada a alimentar una población en pleno crecimiento. Los accesos naturales al agua que existían se secaron, lo que probablemente creó una tensión social que dio punto de partida a la desestabilización de los poderes político, cultural y religioso. Estas son las causas que habrían contribuido a su desaparición. En otras palabras las repetidas sequías que sufrieron los Mayas fueron engendradas por la pérdida de los beneficios de ecosistemas desaparecidos a causa de la deforestación.
¿ Estaríamos reproduciendo el mismo error que los Mayas ?
Actualmente y sobre todo en los países tropicales, cerca de 13 millones de hectáreas de bosques desaparecen cada año. La pregunta que urge que nos planteemos es: ¿Vamos a reproducir los mismos errores que cometieron los Mayas, y esta vez a nivel mundial ?
Los científicos han señalado estos últimos años, el vínculo cada vez más fuerte entre las precipitaciones y la desaparición de los bosques tropicales.
En 2005, la NASA reveló que los incendios forestales y el humo que estos provocan impiden la formación de nubes, lo que reduce la aparición de las lluvias. En 2009 la Academia Nacional de Ciencias anuncio que la deforestación histórica llevada a cabo en la India, ha provocado un cambio en las lluvias monzonicas, reduciéndolas de hasta 30%.
Los efectos y cambios meteorológicos que produce la deforestación alcanzan un perímetro mucho más amplio que la región donde esta es llevada a cabo. Pongamos algunos ejemplos: la deforestación ejercida en la Amazonia afecta a las precipitaciones en Texas; el bosque húmedo de América Central afecta las precipitaciones en el Midwest, y los bosques tropicales del Sudeste Asiático tienen un impacto en las precipitaciones que van desde la China hasta los Balcanes.
Algunos científicos sostienen que los bosques son un factor clave en las precipitaciones a nivel mundial. Los arboles actúan como extractores, atrayendo la lluvia desde las zonas costeras hacia el interior de los continentes. La pérdida de los bosques provoca sequía dentro de los continentes, como está sucediendo actuablemente en Australia.
Así que el pasado 22 de diciembre de 2012, viendo que el fin del mundo no se había producido, era el momento idóneo para recordar que una de las causas mayores del declive y desaparición de la civilización Maya fue la fuerte deforestación llevada a cabo en sus tiempos. Y la fecha que indicaba el 21 diciembre 2012 como fin del mundo según el calendario Maya quizás fuese solo una advertencia, tal vez solo pretendían que no repitiésemos su mismo error y esta vez a nivel planetario.
En esta temporada de fiestas y de consumo, se debería llevar a cabo el simple ejercicio de preguntarnos a notros mismos si no ha llegado el momento de cambiar nuestras costumbres y de: no consumir más animales alimentados con el soja proveniente de la deforestación, que mis regalos estén envueltos con papel reciclado, que mis bombones no contengan aceite de palma, que mis zapatos de cuero comprados en las rebajas de enero no provengan de la ganadería intensiva que deforesta la selva Amazónica del Brasil?
Articulo del 20 de diciembre del 2012
Al día siguiente del 21/12/2012 pudimos confirmar que la “profecía” de los Mayas no se había realizado. La mediatización excepcional a la que dio lugar esta profecía probablemente nos haga reír cuando recordemos esta fecha.
Sin embrago, a pocos días de la Navidad fiesta del consumo por excelencia y justo antes que lleguen las rebajas, la historia y desaparición de la civilización Maya nos está avisando que estamos reproduciendo a escala mundial, errores similares a los que ellos cometieron y que provocaron su desaparición.
¿ Una auto-destrucción ?
Existen pruebas que confirman que los Mayas provocaron quizás sin saberlo, su propia pérdida. Durante los últimos años de su civilización, entre el año 800 y 950 después de JC, las precipitaciones disminuyeron de 20%, lo que produjo como consecuencia severas sequías. Anteriormente a la llegada de Cristóbal Colón, los Mayas habían comenzado a destruir los bosques en todo su Imperio situado en Centroamérica. Esta tala masiva de los bosques fue llevada a cabo para implantar campos agrícolas con el fin de alimentar una población cada vez más creciente. La transformación de las selvas tropicales en tierras de cultivo, conllevo un aumento en la reflectividad de la superficie de la Tierra: la población Maya destruyendo sus bosques provoco su propio declive y desaparición.
Después de haber cortado los bosques las precipitaciones empezaron a cambiar. La lluvias habiendo cambiado de intensidad habrían a su vez, paralizado la agricultura destinada a alimentar una población en pleno crecimiento. Los accesos naturales al agua que existían se secaron, lo que probablemente creó una tensión social que dio punto de partida a la desestabilización de los poderes político, cultural y religioso. Estas son las causas que habrían contribuido a su desaparición. En otras palabras las repetidas sequías que sufrieron los Mayas fueron engendradas por la pérdida de los beneficios de ecosistemas desaparecidos a causa de la deforestación.
¿ Estaríamos reproduciendo el mismo error que los Mayas ?
Actualmente y sobre todo en los países tropicales, cerca de 13 millones de hectáreas de bosques desaparecen cada año. La pregunta que urge que nos planteemos es: ¿Vamos a reproducir los mismos errores que cometieron los Mayas, y esta vez a nivel mundial ?
Los científicos han señalado estos últimos años, el vínculo cada vez más fuerte entre las precipitaciones y la desaparición de los bosques tropicales.
En 2005, la NASA reveló que los incendios forestales y el humo que estos provocan impiden la formación de nubes, lo que reduce la aparición de las lluvias. En 2009 la Academia Nacional de Ciencias anuncio que la deforestación histórica llevada a cabo en la India, ha provocado un cambio en las lluvias monzonicas, reduciéndolas de hasta 30%.
Los efectos y cambios meteorológicos que produce la deforestación alcanzan un perímetro mucho más amplio que la región donde esta es llevada a cabo. Pongamos algunos ejemplos: la deforestación ejercida en la Amazonia afecta a las precipitaciones en Texas; el bosque húmedo de América Central afecta las precipitaciones en el Midwest, y los bosques tropicales del Sudeste Asiático tienen un impacto en las precipitaciones que van desde la China hasta los Balcanes.
Algunos científicos sostienen que los bosques son un factor clave en las precipitaciones a nivel mundial. Los arboles actúan como extractores, atrayendo la lluvia desde las zonas costeras hacia el interior de los continentes. La pérdida de los bosques provoca sequía dentro de los continentes, como está sucediendo actuablemente en Australia.
Así que el pasado 22 de diciembre de 2012, viendo que el fin del mundo no se había producido, era el momento idóneo para recordar que una de las causas mayores del declive y desaparición de la civilización Maya fue la fuerte deforestación llevada a cabo en sus tiempos. Y la fecha que indicaba el 21 diciembre 2012 como fin del mundo según el calendario Maya quizás fuese solo una advertencia, tal vez solo pretendían que no repitiésemos su mismo error y esta vez a nivel planetario.
En esta temporada de fiestas y de consumo, se debería llevar a cabo el simple ejercicio de preguntarnos a notros mismos si no ha llegado el momento de cambiar nuestras costumbres y de: no consumir más animales alimentados con el soja proveniente de la deforestación, que mis regalos estén envueltos con papel reciclado, que mis bombones no contengan aceite de palma, que mis zapatos de cuero comprados en las rebajas de enero no provengan de la ganadería intensiva que deforesta la selva Amazónica del Brasil?