Artículo del 11 de enero de 2013
Entrando a Nicaragua por el sur, la belleza de sus bosques me ha dejado impresionada. Sabiendo que Nicaragua es el país de América Central con la tasa más alta de deforestación, pues no me esperaba esto!
De hecho, ¡el país pierde 70.000 mil hectáreas de selva por año! Pero, con suerte, entré al país por una pequeña parte todavía preservada sobre el río San Juan. Este último, es un río increíble tanto por su biodiversidad como por su historia (le faltó poco para ser el Canal –hoy el de Panamá – conector entre el Atlántico y el Pacífico) y, además, se encuentra muy cerca de la reserva biológica Indio Maiz ; una de las reservas más emblemáticas de Nicaragua con cerca de 200.000 mil hectáreas (¡lo cual es nada en comparación con los 2 millones de hectáreas que se encuentran al norte del país, en la reserva de Bosawas!). Por lo tanto, por todo el territorio se encuentran zonas extremadamente amenazadas, pero tuve la suerte y el placer de encontrarme en Bartola, una comunidad que obra en favor de la protección de sus bosques y de la disminución de las parcelas destinadas a la crianza de ganado.
Pero claro, después de este magnifico recorrido en medio de los gritos de los micos y de los tucanes, una desilusión se apodero de mi rápidamente cuando constaté el estado de aflicción que aqueja el resto del territorio. Nicaragua posee cerca de 3 millones de bosques, lo que representa alrededor del 26% de la superficie del país y el 16% de los bosques de América Central (sin contar a México). Sin embargo, las huellas de la deforestación son alarmantes.
Hay que dejar claro que la deforestación hace parte de la historia política y económica del país. La sucesión de políticas contestables en materia de propiedad de tierras, la expropiación de tierras durante los conflictos armados, (Nicaragua salió apenas hace 20 años de la guerra civil) y los Estados Unidos ejerciendo presión a la producción de materias primas (algodón, café) para la exportación, han hecho alejarse, cada vez más, aquello que es llamado la frontera agrícola, termino que hace referencia al limite existente para la conversión de las tierras forestales en tierras aptas para el cultivo y el pastoreo. Asimismo, a partir de los años 2000, la deforestación a causa de la crianza de ganado ha aumentado la pavimentación en todo el país. Todo esto sin contar con la insidiosa llegada de los mono-cultivos de palma africana o del árbol de Melina (Teck blanc) en el sur del país.
La mayoría de Nicaragua está conformada por selvas húmedas dentro de las cuales se encuentran bosques de pino. El descubrimiento de estos pinos, en el norte del país, sobrevivientes en un ecosistema húmedo conocido como los bosques de niebla y recubierto de plantas epífitas, comparado con la imagen seca que yo tenía del pino, fue para mí una revelación, y me quede consternada y en admiración ante la belleza de estos árboles.
En sí, el objetivo era, también, ir a ver los bosques tropicales secos o al menos, aquellos que quedan, tal vez el 1 o 2% de la superficie inicial, contenidos en islotes, los cuales son mantenidos, generalmente, gracias a las reservas privadas. Allí la crianza de ganado y los incendios provocados (contabilizados cerca de 4000 en el país en 2005) también han hecho estragos. Pese a todo esto, uno descubre lugares como la reserva de Los Madroños de 110 hectáreas, protegidas contra viento y marea por seis familias de un pueblo cercano, donde me fue posible descubrir las especies emblemáticas de la región y el increíble trabajo de re-plantación, de 20.000 mil árboles, realizada por los mismos lugareños.
Muchos otros proyectos fueron visitados, como el de la Fundación del Río que desarrolla un programa de protección de las Guacamayas Verdes que, por medio de una iniciativa financiera, busca la protección de los nidos y hace un monitoreo gracia a la capacitacion de los niños.
Ahora, sólo le queda a Envol Vert estudiar la posibilidad de apoyar y sostener a mediano plazo estos hermosos proyectos, en un país que es, además, el segundo más pobre del continente (después de Haití).
Y por esto necesitamos de su ayuda! Para realizar una donación http://envol-vert.donnerenligne.fr/
Artículo del 11 de enero de 2013
Entrando a Nicaragua por el sur, la belleza de sus bosques me ha dejado impresionada. Sabiendo que Nicaragua es el país de América Central con la tasa más alta de deforestación, pues no me esperaba esto!
De hecho, ¡el país pierde 70.000 mil hectáreas de selva por año! Pero, con suerte, entré al país por una pequeña parte todavía preservada sobre el río San Juan. Este último, es un río increíble tanto por su biodiversidad como por su historia (le faltó poco para ser el Canal –hoy el de Panamá – conector entre el Atlántico y el Pacífico) y, además, se encuentra muy cerca de la reserva biológica Indio Maiz ; una de las reservas más emblemáticas de Nicaragua con cerca de 200.000 mil hectáreas (¡lo cual es nada en comparación con los 2 millones de hectáreas que se encuentran al norte del país, en la reserva de Bosawas!). Por lo tanto, por todo el territorio se encuentran zonas extremadamente amenazadas, pero tuve la suerte y el placer de encontrarme en Bartola, una comunidad que obra en favor de la protección de sus bosques y de la disminución de las parcelas destinadas a la crianza de ganado.
Pero claro, después de este magnifico recorrido en medio de los gritos de los micos y de los tucanes, una desilusión se apodero de mi rápidamente cuando constaté el estado de aflicción que aqueja el resto del territorio. Nicaragua posee cerca de 3 millones de bosques, lo que representa alrededor del 26% de la superficie del país y el 16% de los bosques de América Central (sin contar a México). Sin embargo, las huellas de la deforestación son alarmantes.
Hay que dejar claro que la deforestación hace parte de la historia política y económica del país. La sucesión de políticas contestables en materia de propiedad de tierras, la expropiación de tierras durante los conflictos armados, (Nicaragua salió apenas hace 20 años de la guerra civil) y los Estados Unidos ejerciendo presión a la producción de materias primas (algodón, café) para la exportación, han hecho alejarse, cada vez más, aquello que es llamado la frontera agrícola, termino que hace referencia al limite existente para la conversión de las tierras forestales en tierras aptas para el cultivo y el pastoreo. Asimismo, a partir de los años 2000, la deforestación a causa de la crianza de ganado ha aumentado la pavimentación en todo el país. Todo esto sin contar con la insidiosa llegada de los mono-cultivos de palma africana o del árbol de Melina (Teck blanc) en el sur del país.
La mayoría de Nicaragua está conformada por selvas húmedas dentro de las cuales se encuentran bosques de pino. El descubrimiento de estos pinos, en el norte del país, sobrevivientes en un ecosistema húmedo conocido como los bosques de niebla y recubierto de plantas epífitas, comparado con la imagen seca que yo tenía del pino, fue para mí una revelación, y me quede consternada y en admiración ante la belleza de estos árboles.
En sí, el objetivo era, también, ir a ver los bosques tropicales secos o al menos, aquellos que quedan, tal vez el 1 o 2% de la superficie inicial, contenidos en islotes, los cuales son mantenidos, generalmente, gracias a las reservas privadas. Allí la crianza de ganado y los incendios provocados (contabilizados cerca de 4000 en el país en 2005) también han hecho estragos. Pese a todo esto, uno descubre lugares como la reserva de Los Madroños de 110 hectáreas, protegidas contra viento y marea por seis familias de un pueblo cercano, donde me fue posible descubrir las especies emblemáticas de la región y el increíble trabajo de re-plantación, de 20.000 mil árboles, realizada por los mismos lugareños.
Muchos otros proyectos fueron visitados, como el de la Fundación del Río que desarrolla un programa de protección de las Guacamayas Verdes que, por medio de una iniciativa financiera, busca la protección de los nidos y hace un monitoreo gracia a la capacitacion de los niños.
Ahora, sólo le queda a Envol Vert estudiar la posibilidad de apoyar y sostener a mediano plazo estos hermosos proyectos, en un país que es, además, el segundo más pobre del continente (después de Haití).
Y por esto necesitamos de su ayuda! Para realizar una donación http://envol-vert.donnerenligne.fr/