– Proyecto cerrado en 2022 –
El proyecto desarrollado en la Serania del Perija promueve la conservación del bosque seco colombiano y se extiende a 9 aldeas y sus microvalles.
El proyecto se desarrolla en colaboración con ASOTREPOS, que incluye 8 técnicos que trabajan con los productores de café, ASOMAVIC, una asociación de mujeres y Unión del Campo. Este proyecto se lleva a cabo con 121 beneficiarios, algunos de los cuales son productores de café y cacao y otros son silvopastoriles.
En abril 2020, ASOTEPROS recibió un apoyo financiero de USAID en relación con el programa Riqueza Natural. Con el apoyo de Envol Vert, el objetivo es sembrar 21.000 árboles. Para este proyecto, 3 viveros recibirán primero las plántulas que luego se trasplantarán en cultivos de café/cacao (sistemas agroforestales), en parcelas ganaderas (silvopastoreo), en áreas de conservación y para hacer corredores.
El proyecto también incluye el intercambio de conocimientos con los beneficiarios sobre la elaboración de lombricompost, la organización de las parcelas (diseño predial), los sistemas agroforestales y silvopastorales, el cooperativismo, etc.
Un ecosistema único
La serranía del Perijá es el lugar más septentrional de la Cordillera de los Andes, con picos de más de 3.500 metros sobre el nivel del mar. La serranía marca la frontera entre Colombia y Venezuela y cuenta con todas las características ecológicas que la hacen única en el planeta. Las condiciones climáticas especiales se reflejan al seno de una fauna y una flora endémica propia del territorio. El relieve abrupto genera pisos térmicos muy marcados que cambian rápidamente. Un territorio maravilloso y muy a menudo olvidado en el país.
Economía Local
El proyecto está localizado en La Victoria de San Isidro (municipio de La Jagua de Ibirico), una zona muy afectada por la minería del carbón. De hecho, la Jagua es el segundo municipio del país en producción de carbón y la mina está considerada como la cuarta mayor mina a cielo abierto del mundo. Por lo tanto, la economía local depende principalmente de la actividad minera de los grupos Prodeco y Drummond. Sin embargo, debido al impacto económico de la pandemia de COVID, Prodeco ha decidido renunciar a sus títulos mineros y suspender todas sus actividades. Más de 4.500 familias dependen directamente o indirectamente de la mina, generando un importante impacto económico y social.
Las demás actividades económicas se orientan principalmente hacia la agricultura. Los agricultores poseen fincas de 6 a 100 hectáreas, algunas de las cuales se destinan al cultivo del café. El cultivo del café se practica con técnicas convencionales basadas en el uso de variedades híbridas e insumos químicos sintéticos en el café cultivado a pleno sol, lo que conduce a un rápido deterioro de las condiciones ambientales de la zona por la progresiva desaparición de su capital natural.
Además, existe un alto riesgo de deforestación de los bosques restantes debido al retorno de las poblaciones que fueron víctimas del conflicto y ahora debido a la posible adquisición de nuevas tierras por parte de los antiguos mineros. Esto hace que se cultiven muchas zonas que no se han utilizado durante varias décadas. El proyecto forma parte del acompañamiento del territorio hacia una dinámica postminera.