La producción de papel puede hacerse con impactos mínimos en el medio ambiente, concretamente gracias a la utilización proporcionada de biomasa renovable para la energía, la utilización de fibras de bosques reciclados o provenientes de bosques bien administrados para la pasta de papel. Además, si la industria papelera hizo esfuerzos, es posible limitar la producción de residuos. No obstante, según el FAO, la producción de papel utiliza todavía cerca de la mitad del bosque cortado comercialmente en el mundo, pero con un impacto en superficie relativamente mínima. De hecho, sólo el 7 % de los bosques del mundo están destinados esencialmente a la producción de pasta de papel.
Sin embargo, el papel puede también derivarse de bosques no administrados de manera sostenible y participar a la deforestación como es el caso de Indonesia. Francia, por ejemplo, es un país que importa el papel proveniente de países en riesgo de deforestación de bosques naturales. Según WWF, cerca de 20% del papel y cartón consumido en Francia proviene directa o indirectamente de zonas de riesgo. Además, debe tenerse en cuenta que el consumo de papel en Francia se ha multiplicado por 10 desde 1950.
Gracias a los bosques podemos beneficiarnos de papel, un vector de información poderoso e indispensable que nuestras sociedades no pueden dejar de lado, incluso en la era de la web. Es por ello que, al igual que cualquier otro consumo, debe ser utilizado con responsabilidad y distribuir su uso, utilizando papel reciclado al 100% o proveniente de bosques bien gestionados (FSC). Puesto que, prefiriendo papel reciclado en vez del papel clásico, un oficinista puede salvar 12 árboles, 15.000 litros de agua y la energía equivalente a 720 litros de petróleo al año. Además, vale la pena señalar que el consumo de papel en Francia es de 70 kg por cada oficinista al año, o cerca de tres resmas al mes.
La producción de papel puede hacerse con impactos mínimos en el medio ambiente, concretamente gracias a la utilización proporcionada de biomasa renovable para la energía, la utilización de fibras de bosques reciclados o provenientes de bosques bien administrados para la pasta de papel. Además, si la industria papelera hizo esfuerzos, es posible limitar la producción de residuos. No obstante, según el FAO, la producción de papel utiliza todavía cerca de la mitad del bosque cortado comercialmente en el mundo, pero con un impacto en superficie relativamente mínima. De hecho, sólo el 7 % de los bosques del mundo están destinados esencialmente a la producción de pasta de papel.
Sin embargo, el papel puede también derivarse de bosques no administrados de manera sostenible y participar a la deforestación como es el caso de Indonesia. Francia, por ejemplo, es un país que importa el papel proveniente de países en riesgo de deforestación de bosques naturales. Según WWF, cerca de 20% del papel y cartón consumido en Francia proviene directa o indirectamente de zonas de riesgo. Además, debe tenerse en cuenta que el consumo de papel en Francia se ha multiplicado por 10 desde 1950.
Gracias a los bosques podemos beneficiarnos de papel, un vector de información poderoso e indispensable que nuestras sociedades no pueden dejar de lado, incluso en la era de la web. Es por ello que, al igual que cualquier otro consumo, debe ser utilizado con responsabilidad y distribuir su uso, utilizando papel reciclado al 100% o proveniente de bosques bien gestionados (FSC). Puesto que, prefiriendo papel reciclado en vez del papel clásico, un oficinista puede salvar 12 árboles, 15.000 litros de agua y la energía equivalente a 720 litros de petróleo al año. Además, vale la pena señalar que el consumo de papel en Francia es de 70 kg por cada oficinista al año, o cerca de tres resmas al mes.